El cuero cabelludo promedio posee entre 100 mil y 150 mil cabellos, que con el paso del tiempo pierden su color y aparecen las canas.

La probabilidad de que el pelo se vuelva gris se incrementa entre el 10 y el 20 por ciento, cada década después de los 30 años de edad.

Desde hace tiempo, los científicos saben que las canas son el resultado de una disminución de pigmento, mientras que el cabello blanco ocurre cuando hay una falta total de este. Sin embargo, el mecanismo detrás de tal proceso permanece sin descifrar.

Inicialmente, todo cabello es blanco. Obtiene su color natural de un pigmento denominado melanina, cuya formación empieza desde antes del nacimiento y, de acuerdo con su distribución, tipo y concentración, tiñe la cabellera de forma natural.

Cuando se agotan los pigmentos

Únicamente existen dos tipos de pigmentos: el oscuro, llamado  eumelanina y el claro, denominado feomelanina. Las diferentes combinaciones de ambos dan origen a la amplia gama de colores de cabellos.

La melanina, que es la que da color al pelo, se compone de melanocitos, células encargadas de producir pigmento. Colocadas en los folículos, transfieren melanina a las células que contienen queratina: la proteína que conforma nuestro cabello, piel y uñas.

Conforme envejecemos, los melanocitos producen menos pigmento y el cabello pierde paulatinamente su color. Según expertos de la Universidad de Bradford, en Inglaterra, esto se debe a que los folículos capilares poseen un “reloj melano-genético”.

Tanto la edad como los genes determinan cuándo se agotará la capacidad de producir pigmento de cada individuo, y aparecerán las canas.

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