La Habana, Cuba. – Quienes asaltaron el cuartel de Bayamo aquel 26 de Julio tuvieron en el habanero Antonio López Fernández, Ñico López, no solo a uno de sus jefes, sino a un revolucionario excepcional, consciente de que el camino era la lucha armada.

Con solo 15 años se incorpora al Partido Ortodoxo y comienza su batallar en la lucha liberadora.

Tras el cuartelazo de Batista participó en el entierro simbólico de la Constitución del 40; fue responsable de imprimir y distribuir el boletín El Acusador, dirigido por Fidel; y marchó en el desfile de las Antorchas. Tras fracasar la acción en el cuartel de Bayamo, Ñico López sale al exilio y luego desembarca en el Granma.

Fue asesinado junto con cuatro compañeros en el poblado de Boca del Toro, Pilón, por una delación. A 89 años de su natalicio, Ñico López es símbolo de nuestra razón de lucha.

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