Compartir

Por: Lázaro Silva

Desde los tiempos de la colonia hasta hoy, quienes habitaron y viven en Madruga, municipio de Mayabeque, consideran que sus aguas son excelentes para la cura de enfermedades.

Todo comenzó a finales del siglo XVIII, cuando a un esclavo con muchas llagas en su cuerpo lo sacaron de la dotación y se internó en la tupida vegetación del lugar para buscar comida, agua para mitigar la sed y bañarse.

Pudo encontrarla, calmó sus deseos, se curaron las úlceras, regresó sano a la hacienda y comenzó así la leyenda de las aguas milagrosas, que generó después el arribo de personas en busca de las bondades curativas del líquido, lo cual permitió la creación de balnearios.

Ese hallazgo, la creciente industria azucarera y el ferrocarril, fueron los tres factores vitales para fundar la villa de Madruga.

Aguas minero naturales

La Paila fue el más popular balneario de Madruga, cuyo propietario, el terrateniente José Ricardo O´Farril, lo donó al patrimonio social el 20 de junio de 1820, y es el único centro de su tipo que todavía existe en ese municipio mayabequense.

Sus aguas libres de contaminación, poseen azufre, calcio, magnesio, potasio, sodio, carbonatos y el ácido silícico, eficaces para el tratamiento de enfermedades dermatológicas, osteo-mioarticulares, digestivas, respiratorias, la diabetes, el estrés, la obesidad y conjuntivitis.

Actualmente el Balneario La Paila está en un amplio proceso de inversiones por la Salud Pública de Madruga para completar sus estructuras con el objetivo de brindar los servicios como unidad especializada, tanto en medicina natural como tradicional.