Dada su veteranía, sorprende la agilidad, regocijo y seguridad que muestra el campesino Eladio Erminio Hernández Corría. Desde el alba inicia la preparación de su habitual faena en intrincados parajes de la Sierra Maestra: subir y cortar los frutos de la Palma Real.
Para el intrépido granmense, este icónico árbol oriundo del trópico, es parte fundamental de su vida. Subraya que desde la adolescencia comenzó a trabajar con el palmiche seco y triturado para alimentar los abundantes rebaños de sus corrales.
Cerdos y aves tienen a la comestible baya como su principal sustento alimentario. Para las crianzas nunca hemos empleado piensos industriales, asevera el dicharachero y recio campesino.
Orgulloso, dice ser un desmochador permanente, pues corta en sus tierras, pero también en otras, según las solicitudes que le hagan sus vecinos. Pero, ¿de la Palma Real solo es útil el fruto?
Los mil usos de un árbol
Quizás sea la Palma Real el árbol más utilitario en Cuba. Para el campesino granmense Eladio Hernández, las yaguas son insustituibles para envolver tabaco, el cogollo interno alimenta animales, las largas hojas sirven para techar los bohíos rurales y la madera para crear instrumentos de percusión y duras paredes en las viviendas.
Los lugareños del oriente cubano otorgan amplias propiedades medicinales a las raíces, prefieren el elevado nivel calórico de sus fibras y confeccionan hermosas y funcionales artesanías.
Para el desmochador Eladio Hernández, el mayor peligro no está en caer desde una altura de 40 metros, sino que un rayo impacte una Palma Real mientras ejecuta sus cortes de palmiche.
Y corrobora los mil usos de la Palma Real al afirmar que es un símbolo ancestral de la religión yoruba. Icónica y señorial, es también el árbol nacional de Cuba.