El 13 de abril de 1961, una cubana devino símbolo revolucionario y su nombre se multiplicó en escuelas, círculos infantiles y centros de trabajo.

Era Fe del Valle Ramos, jefa del cuarto piso de la lujosa tienda habanera El Encanto, trabajadora ejemplar quien, casi a las 7 de la noche de aquel día de llamas devoradoras, no dudó un instante para salvar a su centro del fuego.

Se adentró en el inmueble intentando rescatar los fondos del departamento de niños y los destinados a los círculos infantiles; no la hallaron hasta una semana después, calcinado el cadáver y solo reconocible por la dentadura y cuando se encontró una parte del reloj pulsera.

A Fe del Valle Ramos sus compañeros la velaron en el club de empleados de la tienda El Encanto; cuando el cortejo pasó ante las ruinas del inmueble, entonó las notas del Himno Nacional.

Sabotaje en El Encanto

Los trabajadores de la tienda habanera El Encanto habían recibido varias llamadas telefónicas anunciándoles un sabotaje.

Todos participaban de la custodia del centro, agrupados en las guardias de las Milicias y el vil suceso se produjo pocos días antes del ataque mercenario por Playa Girón; agentes al servicio de la CIA intentaron dar otro golpe a la joven Revolución que transitaba el segundo año de vida.

“Aquel 13 de abril sentimos estallar las municiones de los fusiles que nos había entregado la Revolución”, rememoró Gladys Hernández, periodista jubilada del diario Granma y otrora compañera de Fe del Valle en El Encanto.

Ante el incendio del inmueble, una masa compacta de habaneros acudió para ayudar en lo que fuera necesario, y la victoria en las arenas de Girón, días más tarde, fue la respuesta viril de un pueblo en defensa de sus conquistas.