Por: Gardenia Companioni Chio
Decían nuestros antepasados que la mujer sólo estaba para procrear hijos, atender al marido, hacer las tareas del hogar, coser y bordar.
Y si buscaba sustento fuera de casa, le ofrecían prostituirse. En la medida que la sociedad evolucionó, la mujer se emancipó de aquellos rezagos del pasado y logró combinar las tareas hogareñas con responsabilidades siempre asignadas a los hombres.
Acorde al nivel escolar alcanzado, ejerció como maestra; pero cuanto más se superó, más consiguió insertarse en labores agrícolas, la construcción, la ciencia, la investigación, el deporte, la cultura, los cargos de dirección.
Hoy, en muchas partes del mundo, siempre asoman las ideas, inteligencia y fortaleza espiritual de algunas que pugnan por romper los dogmas ancestrales, siguiendo el ejemplo de quienes han reducido a cero la creencia de que la mujer es el sexo débil de la sociedad. Eso, jamás!