La presencia de un 20 % por ciento de genes amerindios, como promedio, en el ADN de 27 familias asentadas en comunidades de nueve municipios de las provincias de Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, cuyos integrantes mostraban rasgos fenotípicos notablemente similares al de los aborígenes cubanos, fue el resultado de un proyecto investigativo iniciado en 2018.
Este se sintetizó en el libro: Cuba indìgena hoy. Sus rostros y ADN, que mereció el Premio Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba 2023, en el apartado de Ciencias Sociales y Humanísticas.
La doctora Beatriz Marcheco Teruel, directora del Centro Nacional de Genética Médica y miembro del equipo multidisciplinario a cargo de la ejecución del proyecto, comentó recientemente a la prensa que no han sido pocos los sorprendidos con los resultados de estos estudios genéticos.
Testigo singular de la historia
Investigaciones anteriores a este proyecto, que ahora nos ha aseverado la existencia irrefutable de descendientes de grupos que habitaban la Isla antes de la conquista en la población actual de Cuba, habían dado cuenta de la presencia de comunidades aborígenes en las montañas orientales de nuestro país, a partir de estudios fundamentalmente antropológicos.
Ahora entonces este análisis, basado completamente en el examen genético viene a confirmarnos que nuestro ADN es un testigo singular de la historia, ya que a través de la ruta de nuestros ancestros.
Como parte del proyecto Cuba Indígena, en lugares apartados, y en algunas ocasiones de difícil acceso, se tuvo en cuenta un trabajo previo, de muchos años, liderado por Alejandro Hartman, director de la Oficina del Conservador de Baracoa, que ya tenía identificada a las familias.