Compartir

En el campamento de Joturito, en Alto Songo-La Maya, murió Guillermón Moncada el 5 de abril de 1895, con un cuerpo abatido por la tuberculosis contraída en cárceles españolas.

Venido de esclavo liberto que no dio apellido a sus hijos, llevaba solo el de la madre este general de brigada reconocido entre los héroes de la independencia cubana y del grupo legendario de la Protesta de Baraguá.

Participante en las tres guerras, Guillermón Moncada fue el adalid indiscutido del independentismo en el sudeste del Oriente cubano y el jefe de mayor prestigio en la zona en ausencia de Antonio Maceo.

Enrique Collazo dijo tras su muerte que era un moribundo que venía, guiado por su patriotismo, a morir a la sombra de su bandera; y Horacio Rubens escribió: “Sin Guillermón no hubiera habido Revolución en Oriente el 24 de febrero”.

Palabras sobre Guillermón Moncada

El Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, describió a José Guillermo Moncada Veranes, Guillermón Moncada, como un negro muy alto, delgado, de labio superior corto, dientes grandes y blancos y cojo por heridas.

En la manigua insurrecta, su jefe José Policarpo Pineda, Rustán, lo distinguía como el capitán más valiente de su regimiento y agregaba que era bueno y bravo y se podía confiar en él.

Años después de encontrarlo en una calle santiaguera, el teniente coronel mambí Lino Dou, evocaba: “Aunque se notaba en su semblante y en su cuerpo el mal que lo minaba, aún se encontraba erguido y gallardo”.

Y el glorioso dominicano Máximo Gómez dijo: “Este Guillermón vale mucho, además de muy valiente, tiene dotes de mando y gran habilidad estratégica. Si no lo matan, llegará muy lejos”. En homenaje, sus restos reposan en el Cementerio de Santa Ifigenia.