La Habana, Cuba. – En la etapa de República de la Revolución Francesa, la participación cada vez mayor de la masa obrera en los acontecimientos políticos, la desaparición de privilegios, la democratización existente, la sustitución de la noción de individuo por la de ciudadano y la fuerte ideología revolucionaria, hizo que en esta etapa se produjera una notable transformación en el traje masculino.
Los revolucionarios se inspiraron en la indumentaria popular y campesina: pantalón de lana ancho con bragueta, tirantes, camisa, chaleco, chaqueta corta llamada carmañola, gorro rojo y suecos.
El atuendo trascendió su importancia política e ideológica, marcando una pauta decisiva en la evolución del traje masculino, pues, aunque no se generalizó, sí eliminó la fantasía en los géneros textiles, el uso del calzón, y la peluca empolvada.
Más cambios en los hombres, poco en las mujeres
Hasta entonces solo los pobres habían llevado el cabello sin empolvar; las botas eran para los carreteros; y solo los marineros usaban pantalón largo y sombrero redondo.
En esta época desaparecieron los tacones del calzado masculino, así como las hebillas y rosetas. Se usó una especie de zapatilla suave, sin tacón, atada con cordones lisos.
Cuando aún no se había generalizado el uso del pantalón largo, la indecisión al respecto fue solucionada con la adopción de botas, generalmente de cuero blando, ajustadas a la pantorrilla, con puños doblados.
El traje femenino no sufrió la transformación del vestir en los hombres, pues se mantuvo muy similar al de los años de la Monarquía Constitucional.
La próxima semana conoceremos sobre el traje en la última etapa de la Revolución Francesa: el Directorio.