Mayabeque, Cuba. – Este 19 de noviembre, hace exactamente 186 años, la historia recuerda la apertura de la primera línea ferroviaria en el país, antes que en Hispanoamérica, y antecedida solo por Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Austria, Bélgica y Rusia.
El hecho ocurrió en la fría mañana del penúltimo mes de 1837 al avanzar sobre el camino de hierro desde la capital cubana, el tren que culminó su viaje en Bejucal, un pequeño poblado de La Habana cercano a la ciudad.
En el ceremonial, dedicado al onomástico de la reina Isabel II, operó la primera conexión telegráfica en Cuba y se conoció que en la construcción de la vía participaron irlandeses, holandeses, norteamericanos, escoceses, chinos, canarios, alemanes, esclavos y presos comunes.
Útil para el desarrollo azucarero
Abrir la primera línea ferroviaria desde la capital cubana hasta Bejucal, en 1837, resultó una necesidad para el desarrollo económico, político y social de los siglos XVIII y XIX, señaló el escritor Omar Felipe Mauri en su libro La primera de Cuba.
En sus páginas refirió la importancia del llamado valle de Güines con su gran producción azucarera y la necesidad de trasladarla con rapidez hacia la capital, además de cómo en 1830 se comienza a conocer en la isla el invento del ferrocarril.
Más adelante la línea férrea se extendió a través de Bejucal hasta Güines y después hasta Surgidero de Batabanó, donde se encontraba un importante puerto marítimo que permitiría elevar el desarrollo económico y social de todo el territorio que hoy ocupa Mayabeque.