Como algo curioso, les traemos un tema relacionado con alguien muy popular en Cuba: Matías Pérez, no solo por hacer toldos, sino porque un día se fue sin dejar rastro, pero quedaron vivos su nombre y hazañas.

En una revista Cuba Ilustrada, de 1912, con hojas amarillas por el tiempo, dice que «pese a no estar más adelantada la Aerostación en el mundo, se habían lanzado intrépidamente a los aires, hombres como Blinó  y Matías Pérez, en quienes habían de encontrar  ejemplos de valor y decisión algunos aviadore».

El escritor Álvaro de la Iglesia, conocido por sus artículos de costumbres, dijo de ellos: «Sin elementos, sin el aliciente siquiera de una recompensa, sin más estímulo que el aplauso y la gloria de realizar una gran aventura, esos aeronautas de afición dejaron bien puesto el pabellón cubano o mejor dicho, el nombre cubano».

Excursión aerostática en La Habana

En el artículo de la revista Cuba Ilustrada se destaca que cuando a Matías Pérez lo reconocían por sus hazañas aéreas, Cuba era una colonia sometida al gobierno de Don Francisco Dionisio Vives.

Según dijo Álvaro de la Iglesia, «los globos no se conocieron en Cuba hasta 1796» y añadió que «la primera excursión aerostática se efectuó en La Habana el 19  de marzo de 1828, como uno de los más atrayentes números del programa de festejos para solemnizar la inauguración del Templete de la Plaza de Armas».

En el relato se dice además que: «Aquellas fiestas duraron desde el 18 al 21 y el héroe del 19 fue un aeronauta francés, Robertson, quien por la tarde se elevó en un globo desde la misma Plaza de Armas», para que pudiera presenciar el ascenso la primera autoridad de la Isla.

Matías Pérez y el globo Villa de París

A propósito de las fiestas celebradas en el sitio conocido como El Templete, estas empezaron con una misa solemne que ofició el Obispo Don Juan Díaz de Espada, quien pronunció una oración en presencia del general Vives.

De los tres cuadros que hay en El Templete, uno reproduce esta escena. A Matías Pérez se le conoció como el Rey de los Toldistas, por su habilidad en esa industria. Él hizo un globo, lleno de valentía y no engañó al público anunciando ascensos sin realizarlos.

Dicho y hecho, subió y fue a caer  en los Filtros del Husillo. Días después volvió a subir en su globo nombrado La Villa de París y tan completa, tan magna, tan sobresaliente fue su ascensión, queaún estamos esperando su regreso.

Del intrépido aeronauta no queda más que el desvanecido recuerdo y el dicho: ¡Voló como Matías Pérez!

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