Garantizar la adquisición de alimentos a la población ha sido siempre una prioridad para la máxima dirección del país. Sin embargo, la existencia del bloqueo ha impedido que la Isla alcance el desarrollo productivo que necesita.

La imposibilidad de adquirir maquinarias, insumos, fertilizantes y piensos ha obligado a la nación a seguir creando estrategias que posibiliten construir sistemas alimentarios locales soberanos y sostenibles.

En busca de esa estabilidad productiva surge el Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, que constituye la plataforma nacional para alcanzar una plena seguridad alimentaria.

A su vez, incluye las directrices que orientan al Estado para la gestión de los sistemas alimentarios, que se basan en la articulación intersectorial y la participación de todos los actores vinculados con la transformación, comercialización y consumo de alimentos.

Alimentación y salud

El Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional de nuestro país tiene en cuenta las condiciones socioeconómicas y políticas de Cuba.

Se define como la capacidad de la nación para producir alimentos de forma sostenible y dar acceso a toda la población a una alimentación suficiente, diversa, balanceada, nutritiva, inocua y saludable, reduciendo la dependencia de medios e insumos externos, con respecto a la diversidad cultural y responsabilidad ambiental.

La estrategia busca además desarrollar los sistemas alimentarios locales a nivel municipal, a partir de la autonomía y personalidad jurídica con que estos cuentan.

De ahí que implementar correctamente este Plan debe ser tarea de primer orden de los intendentes de cada territorio y sus Consejos Populares, que deberán analizar las características, particularidades y fuentes de recursos de cada zona.