El 28 de octubre marca un singular acontecimiento en la cultura cubana. Ese día, del año 1948, tuvo lugar en el entonces Teatro “Auditorium” (después “Amadeo Roldán”) la función inaugural del Ballet “Alicia Alonso”, la primera agrupación danzaria profesional que existió en Cuba.

Por eso, el inicio del Festival Internacional de Ballet de La Habana coincide con esta fecha.

Fue aquella la simiente que habría de fecundar años después. La compañía se transformó en Ballet Nacional de Cuba, y el sueño de sus fundadores: Alicia, Fernando y Alberto Alonso fue realidad gracias al apoyo resuelto de Fidel y la Revolución al desarrollo cultural de la nación, aún en las circunstancias más adversas.

Entonces echó a andar una obra grandiosa en un pequeño país donde se forman -en una enseñanza gratuita- bailarines altamente calificados.

Un arte para el pueblo

Cuando se fundó el Ballet Alicia Alonso apenas 16 de sus integrantes eran cubanos. Y recordemos además que mientras muchas compañías del mundo se nutren de bailarines de diversas nacionalidades, el Ballet Nacional de Cuba sólo lo integran artistas cubanos.

Alicia Alonso, la virtuosa bailarina aclamada en escenarios internacionales -y especialmente en Estados Unidos- supo ser fiel a su vocación de ir arraigando en su patria una expresión artística como el ballet, que en la mayoría de los países sigue siendo un arte elitista.

Prefirió -lo ha dicho- compartir su gloria con un pueblo, antes que con un público exclusivo.

Y aquí sigue Alicia, con su maestría imperecedera para las actuales y futuras generaciones de bailarines, con su temple y su entereza, porque es de quienes saben que las metas más altas pueden lograrse.