La Habana, Cuba. – La música, la poesía y el amor han estado presentes en las batallas libradas por nuestro pueblo a lo largo de su historia.

Tomada la decisión de que fuera en octubre el despertar bélico, Francisco Vicente Aguilera, Francisco Maceo Osorio y Pedro Figueredo, tres de las principales figuras encargadas de alentar la insurrección, se reunieron en el bufete de Figueredo en Bayamo y le encargaron componer lo que denominaron “nuestra Marsellesa”.

Fue el 13 de agosto de 1867 y el 20 de octubre, a diez días del Grito de Yara, el pueblo hacia suyas las notas del Himno patrio.

En la guerra del 95, durante la invasión a Occidente por el Ejercito Libertador, los mambises de esta segunda gesta también tuvieron su himno, el Invasor.

Por amor a la Patria

Pero mucho antes, desde principios del siglo XIX, ya se entonaban décimas y cuartetas e improvisaban versos en los que el amor a la libertad y a la patria se hacía patente en el pueblo.

La Bayamesa, escrita en 1851 marcó un hito en la historiografía de la canción política en Cuba. Y en la granjita Siboney, los asaltantes del Moncada, antes de partir al ataque histórico, alzaron sus voces para cantar el Himno Nacional y escuchar el poema Ya estamos en combate, del poeta de la Generación del Centenario y combatiente, Raúl Gómez García. tres años después, los expedicionarios del Granma, ya en alta mar, cantaron a viva voz el Himno Nacional y la Marcha del 26 de Julio, compuesto por el moncadista Agustín Díaz Cartaya.

Hacer cantando

En México, el Comandante Juan Almeida, dejó plasmado en las notas de La Lupe, una canción que ha recorrido el mundo, su cariño por la nación generosa que los acogió un día: y en la Sierra Maestra, el Quinteto Rebelde revivía aquellas tradiciones musicales propias de la lucha mambisa.

Esta manera de “hacer cantando” tuvo sus antecedentes en la guerra, donde los hombres de José Maceo usaban este recurso contra las tropas españolas. Incluso junto con su estado Mayor marchaba una charanga, y en las batallas, el General José los mandaba a tocar pasodobles para sembrar el desconcierto entre los soldados.

La Campaña de Alfabetización y Playa Girón también fueron fuente de inspiración para poetas y compositores, infundidos de temas de contenido patriótico amoroso.

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