La Habana, Cuba. – Foto tomada a mediados del mes de febrero de 1959 en Sumidero, Provincia de Pinar del Río y convertida en denuncia del desamparo en el que la voracidad capitalista había sumido a muchos niños cubanos.

Korda, quien tomaba fotos para un trabajo publicitario, entro al patio de una casona de alto puntal, blanca y azul, y encontró esta niña que apretaba contra su pecho la única muñeca que sus dos añitos habían podido acariciar, un pedazo de madera rescatado entre la basura del patio cubierta con su único vestido, un pedazo de papel.

Tiempo después el autor declararía Esta niña que abrazaba un leño al que llamaba mi nene, me convenció que debía consagrar mi trabajo a una revolución que transformara esas desigualdades.

Veintidós años más tarde, la ya joven Paula María Seijo Beade, enfermera de profesión, fallecería víctima de leucemia.

La foto fue publicada por primera vez el miércoles 2 de septiembre de 1959 en el periódico Revolución bajo el título A esta niña no podemos olvidarla y se convirtió en la imagen de una campaña titulada Ni una niña sin muñeca en la Navidad de la Libertad que pretendía entregar juguetes a todos los niños pobres de Cuba.

Convertido en un icóno, el pedazo de madera que abrazaba Paula María Seijo Beade como su muñeca, se conserva por su hermana y es un recordatorio permanente del duro pasado que vivieron los cubanos antes de la Revolución.

Tomado del sitio Alberto Korda