Fotos: Maira Castro

A los 102 años de vida, Longino Yero Ávila no olvida lo que fue la vida de su familia campesina antes del Triunfo de la Revolución en 1959, en el hoy municipio de Majibacoa, ubicado en la oriental provincia cubana de Las Tunas, donde residió hasta las 9 décadas en que se trasladó a la ciudad cabecera homónima.

Fidel me dio la propiedad del pedacito de tierra que tengo –cuenta agradecido-

Eso ocurrió en diciembre de 1960, pero mucho antes de tener su finca en “El Palenque”, desde la niñez, conoció el desalojo. Yo vi botar mucha gente pa’l camino real, desde el 26, cuando tenía 10 años.

Cuando yo era chiquito mi papá compró un pedazo de tierra al estado –era lo que él me contaba- el gobierno la vendía y uno podía hacer la casa y estar allí, pero de esa tierra cobraban la mitad, pa cuando vendieran to los lotes esos, entonces despachar la propiedad.

No había llegado a ese extremo y se la vendieron a uno solo que era de Holguín, y vinieron pleitos y pleitos, hasta que nos botaron de ahí. ¿Para dónde fueron? ¡Pa’l camino real!; nos botaron to los tarecos, nosotros pasamos pa casa de un tío, hicimos un cuarto ahí con sábanas y eso; como 7 creo que éramos ya.

Estuvimos un mes; de ahí pasamos pa casa de otro tío que tenía mejor casa, estaba forrá, estuvimos 2 meses, después pasamos pa un rancho viejo de mi abuelo, de aquellos que guardaban mucho tabaco, en San Agustín de Aguarás, y ahí vivimos casi 2 años.

Mi papá y un tío que eran socios siempre en todas las cosas arrendaron una finca en Las Parras, allí estuvimos 12 años.

Hoy vive en un hogar confortable junto a su hija Nora, viuda y jubilada, ella –asegura- me cuida como a un muchacho.