La Habana, Cuba. – Detectada en Sudáfrica la nueva variante del SARS-CoV-2 nombrada como ómicron ocupa la atención del planeta. Por su peligro para la salud, el patógeno es atendido con mayúscula atención por gobiernos, investigadores y médicos.

Apegados a la gramática española el nombre de ómicron debe escribirse con minúscula por ser un sustantivo común. Palabra esdrújula, se escribe con tilde en la primera O, algo que olvidan muchos redactores de ahí que pululan los errores.

Al principio de la pandemia, las nuevas variantes del virus recibieron nombres científicos con una combinación compleja de letras y números. Para abreviar, por lo general se refería a ellas según el país donde se identificó, un sistema que resultó un estigma contra esas naciones.

En mayo último se cambió el sistema de nomenclatura del virus. Cada nueva variante lleva el nombre de letras sucesivas del alfabeto griego, de ahí ómicron.

Obviando la grámatica !Cuídate!

Cuando la nueva variante del virus causante de la Covid-19 se expande por el mundo, algunos países se cierran a cal y canto, mientras otros como Cuba refuerzan sus controles en puntos de acceso y la comunidad.

Ahora que la variante ómicron gana protagonismo, lo más sensato es tener una actitud responsable al margen de la gramática española.

Lavado frecuente de las manos, uso del nasobuco, evitar aglomeraciones y mantener la distancia física siguen siendo efectivas contra el virus.

Mientras en aeropuertos y hoteles se refuerzan las medidas, los nacionales que regresan a Cuba deben cumplir las exigencias de las autoridades sanitarias, en particular presentarse en su área de salud para recibir un seguimiento epidemiológico, sin dudas una manera de protegernos todos y cerrar la puerta a ómicron, la nueva variante del virus que tanto preocupa al mundo.