La Habana, Cuba.- Un avión Cesna traía de regreso de la misión en el Oriente a Osvaldo Sánchez Cabrera, en la madrugada del nueve de enero de 1 961.
Piloteada por el capitán Martín Klein y el segundo teniente Heriberto Martín, el mal tiempo hizo que la nave se aproximara desde el mar a tierra y sobrevolara las postas de guardia en el cuartel de milicias de Siguapa, cercanas a Varadero.
Los milicianos lo confundieron con un avión enemigo y, en el contexto de la lucha contra bandidos, la orden era que ningún aparato ingresara desde el mar. El avión fue ametrallado y derribado sobre la actual Vía Blanca que une a Cárdenas y Varadero. Los hombres fallecieron.
Tres decenios atrás, el nueve de enero de mil 931, Osvaldo Sánchez tuvo su primera prisión, al protestar por un baile que se ofrecía en la Sociedad José Martí, de Vereda Nueva, el mismo día del aniversario del asesinato de Julio Antonio Mella.
La historia en minutos. Revolucionario de larga trayectoria
De Osvaldo Sánchez queda la estela de un hombre honesto y digno que en su trayectoria destaca la participación en la huelga de abril de mil 935, la Liga Juvenil y del Partido Comunista y su afiliación a las ideas marxistas-leninistas.
Incansable en la organización de abastecimiento al Ejército Rebelde en las zonas de Yaguajay y El Escambray, participante en la batalla de Santa Clara, entró a La Habana en la columna de Ernesto Guevara, y después pasó a laborar en el Ministerio del Interior.
En la despedida del duelo de Osvaldo Sánchez, el capitán Martín Klein y el copiloto Heriberto Martín, el Che llamó a redoblar esfuerzos para evitar que se derramaran nuevas lágrimas.
Y agregó que esa era la historia, la fe revolucionaria por la cual dieron su vida un hebreo, un católico y un compañero sin religión porque esa era la religión de la revolución.
Del libro inédito La Historia en minutos, de Iraida Calzadilla Rodríguez
Redactó: Iraida Calzadilla