El gobierno de Estados Unidos incrementa la hostilidad hacia Cuba con el recrudecimiento de la retórica y del bloqueo económico, pero muchos son los ejemplos que demuestran la imposibilidad de aislar a la isla.
Tal vez salte a la vista y la mente como señal más clara el reciente rechazo al bloqueo contra la mayor de las Antillas en la Asamblea General de la ONU, donde 189 de sus 193 estados miembros respaldaron una resolución que reclama su levantamiento, pero la realidad va más allá.

Dentro de los propios Estados Unidos crecen las voces y las acciones encaminadas a lograr vínculos de buenos vecinos, aún cuando las diferencias ideológicas sean enormes.

Hasta ayer sesionó en esta capital la Conferencia Agrícola Cuba-Estados Unidos, en la que el congresista republicano por Arkansas Rick Crawford y empresarios norteamericanos del sector defendieron el comercio bilateral y el fin de restricciones impuestas a la nación caribeña.

Crawford admitió el fracaso «del embargo» en su intento de derrocar al gobierno cubano -al cual calificó de represivo- y resaltó encuestas que muestran la postura favorable de la mayoría de los estadounidenses de cara a mejores relaciones.

En declaraciones a la prensa a propósito del foro de tres días acogido por el Hotel Nacional, el representante por Arkansas manifestó su esperanza en poder convencer al presidente Donald Trump para un cambio que permita el comercio entre ambas naciones, apelando al pragmatismo de ‘hombre orientado hacia los negocios’ del mandatario republicano.

Ya conversé con el presidente el tema y espero seguir discutiéndolo, dijo el congresista de 52 años, quien promueve en la Cámara de Representantes un proyecto de ley de exportaciones a la isla.

Por encima de posiciones políticas, agricultores norteños ven la cuestión como un asunto de beneficio mutuo, sobre la base de su necesidad de acceder a un mercado cercano y con alta demanda de alimentos, al cual el bloqueo le obstaculiza la llegada.

Un ejemplo que divulgaron aquí responde al hecho de que el sector agrícola estadounidense enfrentaría en 2018 sus ganancias más bajas de los últimos 12 años, sin embargo, tiene apenas a 90 millas un mercado de unos dos mil millones de dólares anuales al cual las restricciones de la Casa Blanca le impiden acceder.

La víspera arribó al Aeropuerto Internacional José Martí de esta capital el vuelo inaugural de la aerolínea JetBlue que conecta a Boston y La Habana.

Pocos minutos después de la llegada del aparato con 125 pasajeros a bordo, el presidente de la Alianza de Viajes Educacionales (ETA), Michael Eizenberg, señaló a Prensa Latina: ‘La Habana es un lugar especial para la gente de Boston, por eso estamos muy contentos. Cada persona que venga pone una piedra en el puente entre ambos pueblos’.

También directivos de JetBlue celebraron el acontecimiento, que convierte a la compañía norteamericana en la proveedora del único servicio sin escalas entre la región de Nueva Inglaterra, que incluye a los estados de Maine, Nuevo Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut, y la isla caribeña.

«Hoy es un día inolvidable (…) y no podemos estar más entusiasmados por conectar a la gente de Boston con la rica historia y la vibrante cultura de Cuba», afirmó el gerente general de la empresa aérea en territorio cubano, Raúl Alcazar.
De acuerdo con el directivo, durante los dos últimos años la relación con la comunidad cubana ha continuado floreciendo, y la aerolínea está comprometida con la nación antillana.

Por su parte, el director de la Terminal 3 del AIJM, Omar Goslin, dio la bienvenida a los visitantes y afirmó que la nueva ruta demuestra las potencialidades de un intercambio comercial seriamente afectado por el bloqueo económico, comercial y financiero que Washington impone a la isla desde hace casi seis décadas.

Otro ejemplo claro del interés en impulsar vínculos de buenos vecinos inspirados en el respeto mutuo fue la creación en septiembre de la primera empresa de biotecnología cubana-estadounidense Innovative Immunotherapy Alliance SA, que tendrá su sede en la Zona Especial de Desarrollo Mariel.

No parece difícil suponer que a ambos lados del Estrecho de Florida predomina la voluntad de acercamiento, ese que dentro de la política estadounidense algunos insisten en boicotear, pese a las muestras de cuánto puede avanzarse dejadas por los últimos dos años de gestión de Barack Obama y los eventos recientes.