La Habana, Cuba. – Azotada por el nuevo coronavirus y acosada por el infame bloqueo de Estados Unidos, Cuba ha desatado el ingenio de científicos y técnicos para comenzar a fabricar sus propios ventiladores pulmonares de emergencia.

Con la aparición en el país de la pandemia, el gobierno intentó comprar esos medios a las empresas suizas IMT Medial A-G y Acutronic, pero en abril último esas entidades fueron  adquiridas por la compañía estadounidense Vyaire Medical.

De inmediato, esas empresas suspendieron la relación comercial con Cuba en cumplimiento de las leyes del bloqueo.

Se nos encargó entonces hacer un ventilador en tiempo record para que ningún cubano se quedara sin ese medio en caso necesario, explica el ingeniero Ernesto Velarde, jefe del proyecto que se lleva a cabo en el Centro de Neurociencias de La Habana.

Inteligencia colectiva

Una veintena de especialistas del Centro de Neurociencias, casi todos muy jóvenes, intervinieron en el desarrollo del ventilador pulmonar cubano, aunque recibieron las opiniones y experiencias de expertos de instituciones del Ministerio de Salud Pública y de otros sectores.

El equipo, fabricado en tres meses, es el resultado de la cooperación entre varias instituciones científicas y productivas cubanas y según sus desarrolladores está a la altura de los ventiladores de emergencia de mayores prestaciones.

Además de ofrecer ventilación asistida, es capaz de medir el oxígeno y tiene un alto rango de soporte sin electricidad, es decir de trabajo con baterías.

El dispositivo tiene dos variantes, una invasiva, que se aplica al paciente mediante intubación, y otra no invasiva, que no requiere de ese proceder.

En pruebas

Es un paso hacia la soberanía tecnológica, que nos permite evitar los obstáculos del bloqueo, asegura el doctor Michell Valdés Sosa, director del Centro de Neurociencias al referirse a los ventiladores pulmonares cubanos.

El científico estima que a fines de octubre estarán listos 250 ventiladores invasivos e igual número de los no invasivos para fortalecer la capacidad de respuesta a cualquier tipo de enfermedad.

Ahora, esas máquinas pasarán pruebas en animales, utilizándolas en cerdos de más de 50 kilogramos para comprobar el funcionamiento en condiciones cercanas a la realidad, antes de recibir la certificación de la autoridad sanitaria reguladora cubana.

Esos ventiladores pulmonares hechos en Cuba confirman hoy el efectivo papel de la cooperación entre la ciencia y la industria.