El gobierno de Michel Temer manifestó este miércoles su desacuerdo con que Brasil rinda cuentas ante la Organización Internacional del Trabajo, OIT, sobre la aplicación del Derecho de Sindicalización y de Negociación Colectiva.

La solicitud de la OIT se relaciona con la aprobación el pasado año por el Congreso brasileño de una reforma laboral impulsada por Temer que organizaciones sindicales aseguran que devolverá al país al siglo XIX.

El texto modificó más de cien acápites de la Consolidación de las Leyes del Trabajo, que había permitido a los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff crear más de 20 millones de empleos y colocar a la economía nacional entre las más pujantes del planeta.

Para el director técnico del Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socieconómicos, Clamente Ganz Lúcio, la reforma solo busca ampliar la protección a las empresas y desproteger al trabajador.