Omara Portuondo camina despacio, con el cansancio de las décadas que pesan sobre sus piernas, pero no sobre su voz, que conserva la luz de los días de gloria, cuando cantaba mientras la era estaba pariendo un corazón.

Aun desde una silla sobre el escenario, su carisma se deborda a través de sus manos, de su alegría contagiosa, de unos ojos pícaros encendidos de vida.

Casi terminaban los 40 cuando a la canción cubana le nacía el filin y Omara se convertía en unas de las voces que eternizara ese estilo interpretativo y marcara un parteaguas para las cantantes cubanas.

Tiempo después, la novia del filin conformó el emblemático Buena Vista Social Club, que consolidó la música cubana como un fenómeno sociocultural a escala internacional.

A sus 90 años y su tanta cubanía le fue concedido en 2020 el título honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba.

Omara, autenticidad

La Diva del Buena Vista Social Club llega hoy a sus 91 años sabiéndose acreedora no solo de una exitosa carrera que la ha llevado a compartir escenarios con renombrados artistas internacionales; Omara se sabe amada por un pueblo que encuentra en su voz las raíces mismas de la identidad cubana, de lo auténtico que le corre a este país por las venas.

Un retrato de su trayectoria legendaria será presentado este noviembre en el festival de documentales de Nueva York. El audiovisual que lleva su nombre y la firma del realizador Hugo Pérez, hace un viaje por la vida de Omara y la acompaña en ciudades como México, Tokio, Nueva York y La Habana.

Los músicos Diego el Cigala, Roberto Fonseca y Arturo O’Farrill son algunos de quienes comparten sus impresiones sobre una mujer que ya se levanta como estandarte de la cubanía.