La Academia de Ciencias de Cuba fue la primera fundada fuera del continente europeo. Foto: Tomada de www.uh.cu

La Habana, Cuba.- A propósito de celebrarse el 15 de enero el día de la ciencia, Radio Reloj llega a una longeva y prestigiosa institución, baluarte en el desarrollo de hombres y mujeres de pensamiento.

Sobre la historia de la Academia de Ciencias de Cuba, primera fundada fuera del continente europeo, dialogamos con Sergio Pastrana, su Director General.

Cuenta que después de muchos años de gestiones con la corona española, la primera Academia de Ciencias se fundó el 19 de mayo de 18612 con el nombre de Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.

“Cuando se instaura la República en 1902 -agrega Pastrana- esa Academia continuó con la misma estructura y organización perdiendo en su nombre el adjetivo Real”.

Historia en Revolución

Cuando en 1962 el proceso revolucionario cubano creó la Comisión Nacional para la Academia de Ciencias de Cuba, por primera vez la institución adquirió alcance a nivel de país.

En diálogo con Sergio Pastrana, Director General de la Academia de Ciencias de Cuba, explica que no fue hasta 1976, ccomo parte del proceso de institucionalización del Estado, que la entidad quedó establecida como un organismo administrativo con el status de Instituto Nacional.

Con el Triunfo de la Revolución la ciencia dejó de ser una actividad de esfuerzo individual para convertirse en un fenómeno de dimensión colectiva”, asegura Pastrana. Y agrega: “de ahí que el principal aporte de la Academia ha sido la creación de una comunidad científica vibrante”.

Una ciencia desarrollada

“No se puede hablar de los aportes de la Academia de Ciencias de Cuba sin mencionar hombres como Carlos J Finlay, Felipe Poey, Francisco de Albear y otros relevantes científicos”, asegura Sergio Pastrana, Director General de la institución.

“Y es que todos ellos son parte del desarrollo de la ciencia cubana, de los avances científicos nacionales y universales”, agrega.

Sobre el papel de la rejuvenecida comunidad científica comenta que en nuestro país existe una voluntad de investigaciones en muchos jóvenes, por lo que es imprescindible fomentar los deseos de indagar y conocer más.

Concluye Pastrana que es necesario contar con una cantera de jóvenes, futuros continuadores de nuestra  ciencia, forjada desde el siglo XIX.