La Habana, Cuba. – Violando todos los preceptos de la diplomacia, la administración de Eisenhower  acosó a Fidel Castro y a la delegación cubana que estaba en Nueva York para asistir al décimo quinto período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Un día como hoy, hace 60 años, el joven líder de la Revolución llegó a la llamada Gran Manzana, pero se le impidió salir de Manhattan e incluso lo obligaron a abandonar el Hotel Sheraton.

La intención era aislar y limitar el contacto del Comandante con el pueblo estadounidense, pero el tiro les salió por la culata.

El dueño del Hotel Theresa invitó a la delegación cubana a alojarse gratuitamente en esa instalación del barrio negro de Harlem y, fiel a su cercanía con los desposeídos, Fidel aceptó y la historia fue entonces otra.

Punto de encuentro

Hace seis décadas, la llegada de Fidel Castro al Hotel Theresa, removió la vida en Harlem, algunos de cuyos residentes pasaron a ser una informal escolta de la delegación cubana.

Mientras el Tío Sam esté contra ti, sabes que eres un hombre bueno, le dijo Malcom X  al Comandante, al visitarlo en el hotel. Pero por allí pasó también el líder soviético Nikita Kruschov, quien a viva voz se proclamó fidelista.

Después llegarían para ofrecer solidaridad al pueblo de Cuba el entonces presidente egipcio Gamal Abdel Nasser y el primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru.

Políticos, activistas y periodistas se sumarían al desfile de personalidades que contactaron con el líder cubano. Así, Fidel convirtió por unos días al barrio neoyorquino de  Harlem en el centro de la atención mundial.