La Habana, Cuba. – Rechazando las zapatillas Adidas del patrocinador, el maratonista etíope Abebe Bikila se lanzó descalzo a la pista de los Juegos Olímpico de Roma, sintiendo sus raíces ancestrales, las praderas de Jato y la compañía de ovejas de la infancia.

Tenía otros motivos además: el circuito de la maratón comprendió el paso por el obelisco de Axum, monumento etíope que las tropas fascistas italianas de Benito Mussolini robaran a su pueblo.

Era el 10 de septiembre de 1960, y tras recorrer 42 kilómetros y lograr el récord mundial de 2 horas, 15 minutos y 16 segundos en la única maratón nocturna en la historia olímpica, se convirtió en el primer deportista africano medallista de oro en Juegos Olímpicos.

Abebe Bikila dijo a la prensa: «Quería que el mundo supiera que mi país, Etiopía, ha ganado siempre con determinación y heroísmo«.

Con barriga zurcida

Una cirugía de apendicitis seis semanas antes de los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, puso en duda que el maratonista etíope Abebe Bikila asistiera.

Apenas recuperado, ratificó que iba al evento “con la barriga zurcida”; esa vez, corrió calzado y obtuvo oro con una actuación de 2 horas, 12 minutos y 11 segundos, la mejor de todos los tiempos.

En 1969 finalizó su carrera, luego de un accidente automovilístico, al eludir a estudiantes en una manifestación; quedó parapléjico y, aún así, aceptó su condición con entereza. Cuatro años después, Abebe Bikila falleció de hemorragia cerebral secuela del accidente y más de 65 mil personas lo despidieron.

El fondista Haile Gebrs-Selasie dijo que él hizo pensar a los africanos que si uno de ellos pudo hacerlo, otros podían hacer lo mismo.