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Carlos del Porto Blanco

En pocos días se conmemorará el 80 aniversario de la derrota del fascismo alemán. Ese hecho el Ejército Rojo jugo el papel principal. Por ese motivo traigo a la columna de esta semana, una obra que ilustra el valor y la determinación de los soldados soviéticos que enfrentaron en tierras europeas a la Bestia Parda.

Estoy seguro que si preguntáramos en las calles habaneras a algún joven, y a muchos adultos incluso, ¿Has leído la obra Un hombre de verdad, de Boris Polevoi?, la respuesta será más o menos la siguiente. “No sé de qué me hablas”. Algo para meditar.

Vi en todas partes tal heroísmo de la gente soviética, que ante él palidecen las proezas de los héroes populares del pasado. Boris Nicolaievich Polevoi.

Hoy comentaré la novela Un hombre de verdad escrita por el escritor y periodista soviético Boris Polevoi en el año 1950. El público lector cubano ha tenido la oportunidad de conocer varias obras de este autor. Este texto en específico narra el esfuerzo sobrehumano que el piloto de guerra Alexey Maresyev hizo después de ser derribado su avión y mal herido se arrastra por la nieve durante 18 días hasta llegar a sus compañeros. Pierde los pies, pero se obliga a aprenderlo todo de nuevo y continúa la guerra hasta la victoria, obteniendo el título de Héroe de la unión Soviética.

El texto comienza así “Titilaban aún las estrellas con brillante y frío fulgor, más por Oriente comenzaba a clarear. Destacábanse ya un tanto los árboles en la oscuridad. De pronto, un fuerte golpe de fresco viento estremeció sus copas. Y todo el bosque se animó a la vez, clamoroso y sonoro. Llamáronse mutuamente los centenarios pinos con inquieto y silbante murmullo, mientras de las agitadas ramas caía la seca escarcha con blando susurro.”

Boris Nicolaievich Polevoi, nació en Moscú, Imperio Ruso el 17 de marzo de 1908 y murió el 12 de julio de 1981, en la misma ciudad. Inicialmente se graduó como Tecnólogo textil, profesión que ejerció durante un tiempo, pero pronto comenzó su carrera en el mundo del periodismo y la literatura. Estudiosos de su obra aseveran que mostró un gran talento, condición que motivó al mismísimo Máximo Gorki a poner interés en el joven, a quien le revisaba originales y llegó a patrocinar.

Con los grados de teniente coronel y luego con el de coronel del Ejército Rojo, se desempeñó como corresponsal de guerra. Entre sus textos destaca la serie de reportajes que escribió sobre las atrocidades y desmanes cometidos por los nazifascistas con los prisioneros que eran enviados a los campos de concentración.

En su obra, A fin de cuentas, (https://www.radioreloj.cu/destacadas/a-fin-de-cuentas/) Polevoi plasmó los pormenores del juicio que enfrentaron los principales jefes de la camarilla hitleriana, juzgados por un tribunal internacional en Núremberg, Alemania, cuya cobertura realizó de principio a fin. Sus reportes fueron publicados en el periódico Pravda. Polevoi fue miembro del Soviet Supremo y merecedor de un sinnúmero de premios y reconocimientos, entre estos, el Premio Stalin de Literatura, la Orden Lenin y la Medalla de Oro del Consejo Mundial de la Paz. Del conjunto de su obra sobresalen, junto a los ya mencionados, los títulos: Taller caliente, De Belgorod a Los Cárpatos, Somos hombres soviéticos, Diarios americanos, En una orilla del mar, y Treinta años después; a los que se suman infinidad de artículos y comentarios.

Polevoi conoció y entrevistó al piloto Alexey Maresiev en un aeródromo de campaña en las inmediaciones de Oriol, durante el asalto nazi a esa ciudad. El piloto llamó poderosamente la atención del periodista, ya que, además de ser nombrado por todos sus compañeros como el mejor piloto del aeródromo, tenía los dos pies ortopédicos, algo impensable en un piloto. Polevoi quiso contar su historia en la revista en la que escribía y acabó publicando Un hombre de verdad. El libro se publicó primero en inglés, en 1952; y en 1970 fue reimpresa y traducida a varios idiomas. En Rusia ha sido reeditada en más de 80 ocasiones; unas 50 en las antiguas repúblicas soviéticas, y más de 40 fuera del territorio de la extinta URSS. En total han sido publicados más de 10 millones de ejemplares; y se ha realizado una variada gama de versiones cinematográficas. Constituye, además, parte del plan de estudios de literatura en las escuelas públicas rusas.

La novela biográfica, Un hombre de verdad, se narra la historia real del llamado Piloto sin piernas: Alexey Maresiev, tres veces Héroe de la Unión Soviética. Maresyev comenzó a volar como piloto de caza en agosto de 1941 y para marzo de 1942 ya había derribado cuatro aviones alemanes. No obstante, su avión Polikarpov I-16, era un modelo anticuado que poco podía hacer frente a los modernos cazas germanos, y fue derribado cerca de Staraya Russa tras entrar en combate con dos aparatos enemigos. El territorio estaba ocupado por tropas de la Alemania nazi. El piloto soviético gravemente herido, se ocultó durante dieciocho días en el frondoso bosque ruso, hasta que consiguió llegar, entre fuertes dolores, casi arrastrándose, a la aldea de Plavni, donde fue ocultado de las patrullas germanas por una familia de campesinos que consiguió mantenerle con vida pese a no contar con médico alguno al que acudir.

Semanas después de su derribo, un avión de rescate lo recogió y trasportó a un hospital. Sin embargo, los médicos no pudieron hacer otra cosa para salvar su vida que amputarle las dos piernas por debajo de las rodillas. Justo antes de la operación leyó en un periódico la historia de otro piloto ruso llamado Prokófiev-Severski que tras perder un pie había conseguido volver a volar. Él decidió hacer lo mismo.

Pasó un año en una nueva batalla: aprender a utilizar unas piernas prostéticas. También saldría de esa victoriosa. Al cabo del tiempo y tras mucha terapia, consiguió andar en incluso bailar. Cuando la comisión militar encargada de decidir si volvía o no al servicio activo vio eso, solo pudieron aceptarle.

Volvió al Escuadrón 63, pero su desconfiado comandante le tuvo dos meses haciendo vuelos de prueba sobre Rusia central y solo entonces se le envió a primera línea. En uno de sus primeros vuelos de combate, derribó tres FW-190 de la Luftwaffe. Esa es la historia real del piloto de combate soviético Alexey Maresiev, un verdadero super héroe, del que todos debíamos conocer. Un icono de la voluntad de lucha por su país.

Así culmina el libro, “El sordo tronar del lejano cañoneo apenas si llegaba ya al aeródromo de campaña, que se había quedado de pronto en la profunda retaguardia, y no apagaba aquella melodía ni los trinos de los ruiseñores, ni el silencioso y adormecedor susurro del bosque en la noche.”

Quizás la cercanía del 80 aniversario de la victoria contra el fascismo hubiese sido una perfecta oportunidad para poner a disposición del púbico en la recién concluida feria del libro, libros como este, además de, A finde cuentas, Los hombres de Panfilov, La carretera de Volokolamsk, entre otros. El patriotismo no se adquiere por generación espontánea en las plantas, es la obra de muchos que tiene que poner de su parte. En esa tarea. todos tenemos algo que hacer.

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