Carlos del Porto Blanco
Se cumplen 49 años de un crimen atroz, que ha sido ignorado por la gran prensa. Sin embargo, éste debía aparecer como un caso de estudio cuando se hable de terrorismo. Me refiero a la explosión en pleno vuelo del avión DC-8 cubano en el vuelo CU-455, que partió del Aeropuerto Internacional Cheddi Jagan, en Georgetown, Guyana, haciendo escala en el Aeropuerto Internacional Grantley Adams, de Bridgetown, Barbados. Los siguientes destinos quedaron sin ver aterrizar al pájaro de metal, Kingston en Jamaica y La Habana, Cuba. Pero se ese acto no se habla por la sacrosanta prensa objetiva y libre, nos toca a los cubanos hacerlo.
No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla! Fidel Castro Ruz. 15 de octubre de 1976.
“Por segunda vez, el mesonero se acerca a la mesa ocupada por cuatro hombres que no han cesado de conversar desde que llegaron al restaurante y ordenaron cervezas frías, el mayor de ellos, de lentes con monturas gruesas y oscuras, y una mancha rosada en el labio inferior, atiende al impaciente camarero” … así comienza el libro “Pusimos la bomba. ¿Y qué?” de la periodista venezolana Alicia Herrera.
Alicia Herrera (nacida en 1943) es una periodista venezolana egresada de la Universidad Católica Andrés Bello. Cuando todavía era estudiante de bachillerato colaboró en periódicos como El Imparcial, El Carabobeño y Hoy. Después ejerció el periodismo desde el año 1964 en revistas y diarios venezolanos, fue directora en órganos periodísticos de la cadena Capriles, donde tuvo a su cargo, las entrevistas Venezuela Gráfica, Páginas, Viajes y Kena.
El volumen se publica por primera en 1981. Es una denuncia y testimonio de la confesión a puerta cerrada por los criminales y terroristas cubano-estadounidense Orlando Bosh y Luis Posada Carriles, y los venezolanos Hernán Ricardo y Freddy Lugo. Alicia Herrera se propuso investigar la verdadera historia de la masacre del avión cubano, donde se perdieron sesenta y tres vidas de cubanos, venezolanos coreanos del norte.
¿Quiénes son los autores del sabotaje al avión de Cubana de Aviación frente a las costas de Barbados el 6 de octubre de 1976? En este libro testimonial queda demostrado, por la propia confesión de los asesinos. En sus celdas de la prisión militar donde permanecieron detenidos en Caracas. Los criminales reían, bromeaban, recibían a amistades, organizaban almuerzos y esperaban confiados que los pusieran en libertad mientras se jactaban de sus fechorías. Esa contundente denuncia, y esa advertencia puso al desnudo a los despiadados terroristas y a su principal cómplice: la tenebrosa Agencia Central de Inteligencia, CIA.
Quiero concluir con las palabras del periodista, vicepresidente y ministro de defensa del presidente venezolano Hugo Chávez Frías, José Vicente Rangel, en el prólogo de una edición del libro en el 2001, por la Editora Política, “La vigencia del testimonio escrito la comprueba el hecho de que transcurrido un cuarto de siglo del abominable crimen, la crónica de Herrera, el tenso y bien logrado trabajo que ella realizó, mantiene el interés del lector. Pareciera como si los años no hubieran pasado. El reportaje conserva su frescura. El tiempo quedó atrapado en la habilidad de la periodista para narrar, para coordinar el trabajo, para tocar los aspectos más variados del tema, lo sublime y lo degradante, la tensa reacción de los asesinos y el repudio generalizado a la acción cobarde. El libro, en ese sentido, constituye un triunfo del oficio, del profesionalismo de la autora, y un desafío victorioso a lo que más afecta al periodismo, la lucha contra el tiempo. Porque muy pocos reportajes trascienden; solo lo logran aquellos que están escritos con pasión y veracidad.”
Este es un texto que debe ser leído por todos, sobre todo en estos días siniestros. Así se sabrá quien realmente patrocina el terrorismo.