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Por: Carlos del Porto Blanco

No puedes depender de tus ojos cuando tu imaginación está fuera del foco. Charles Darwin

Hoy traigo a la columna un libro que tiene el mérito de haber sido escrito por uno de los investigadores más importantes de la primera mitad del siglo XX en las ciencias de la vida. Hablo de El origen de la vida, del biólogo y bioquímico soviético, Alexander Oparin.

Alexander Ivánovich Oparin (Úglich, óblast de Yarosval, Imperio Ruso, 2 de marzo de 1894 – (21 de marzo de 1980, Moscú, Rusia, Unión Soviética). Fue un pionero en el desarrollo de teorías sobre el origen de la vida. Este investigador planteó, grosso modo, la existencia de una serie de procesos evolutivos que se fueron superponiendo y se desarrollaron a la vez, para dar origen a la vida. Esas transformaciones se iniciaron con la formación de la tierra primitiva y su atmósfera. A partir de sustancias inorgánicas y bajo la acción de diversas fuentes de energía, se sintetizaron abiogénicamente los primeros compuestos orgánicos, y la concentración y agregación de estos dio lugar a la formación de otros compuestos de mayor complejidad, proceso que continuó hasta el surgimiento de las primeras células.

Este libro presenta dicha teoría y los experimentos que llevaron a Oparin a dar ese gran salto en la comprensión del origen de la vida. Hacia comienzos del siglo XX, la lucha entre idealismo y materialismo por conocer, ese surgimiento no amainó, sino que adquirió un renovado vigor, debido a que las ciencias naturales de entonces eran incapaces de encontrar una solución racional y científica al problema del origen de la vida, a pesar de que en otros terrenos se tenían éxitos brillantes. Se había entrado, por si decirlo, en un callejón sin salida. Su causa residía en el hecho de que, hasta la segunda mitad del siglo XIX, todos, casi sin excepción, se encontraban obstinados en resolver ese problema sobre la base del principio de la generación espontánea.

Oparín planteó: “La historia no muestra que el problema del origen de la vida ha atraído la atención de la humanidad ya desde los tiempos más remotos. No existe un solo sistema filosófico o religioso, ni un solo pensador de talla, que no haya dedicado la máxima atención a este problema. En cada época diferente y durante cada una de las distintas fases del desarrollo de la cultura, este problema ha sido resuelto con arreglo a normas diversas. Sin embargo, en todos los casos ha constituido el centro de una lucha acerva entre las dos filosofías irreconciliables del idealismo y el materialismo”.

Este texto es de fácil lectura, está redactado de forma amena, lo cual permite su comprensión por todos los públicos. En los tiempos que corren, en que las pseudociencias ganan espacio, la lectura de obras como esta, ayudan a ganar elementos para afianzar el método científico, única forma en que se pueden desentrañar los “misterios” de la naturaleza.

El libro puede ser descargado en: www.librosmaravillosos.com

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