Pinar del Río, Cuba. – Solidaridad, esa palabra mágica y abrazadora que nos enseñó a difundir el Comandante en Jefe, Fidel Castro, desde los primeros años de la Revolución, abre el corazón como manos para decir ¡estamos aquí, hermanos, para compartir!

Médicos y enfermeras de la provincia partieron -y aún lo hacen- a tierras lejanas para curar enfermos que necesitan de cuidados sanitarios sin otra remuneración que el eterno agradecimiento de los socorridos.

Mediante el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos en Pinar del Río, hasta Vueltabajo también se han acercado personas de buena voluntad a ofrecer su ayuda tras el paso de potentes huracanes, gestos que se agradecen cuando provienen de los naturales de otras naciones, multiplicadoras de la solidaridad.

Así, como reza la canción, son los amigos de horas inciertas, hermanos del alma, realmente amigos.

Juntemos todas las manos

Quien ha visto pasar tantos huracanes en pocos años, se percata del valor de la palabra solidaridad, expresó a Enfoque el pinareño, Luis Martínez.

En esa frase también está el empeño del gobierno revolucionario y de sus líderes, quienes comparten con los más afectados y transmiten mensajes de aliento con la seguridad de que nadie queda desamparado.

Representantes de organismos internacionales radicados en Cuba hicieron llegar donaciones a los vueltabajeros y a aquellas personas más vulnerables tras el paso del huracán Ian; todavía se mantiene la periodicidad en esa entrega.

En Pinar del Río, el sistema de alerta temprana establecido por la Defensa Civil, es otra señal de encargo estatal pero también de solidaridad, porque las familias abren puertas y acogen a sus vecinos en casa, subrayó Dora Milián de la comunidad El Sitio.