La Habana, Cuba. – Priorizar el aprendizaje en un entorno seguro para alcanzar los objetivos académicos es objetivo en muchas naciones del mundo, entre ellas Cuba.

Sin embargo, como la mayoría de los países, desde un primer momento el cese de clases por el impacto de la COVID-19 no significó el fin del ciclo lectivo, al contrario, se realizaron ajustes y se desarrolló la modalidad de aprendizaje a distancia.

En nuestro país fue la televisión el principal soporte; teleclases para niños y adolescentes en edad escolar se transmitieron como sustituto a las presenciales.

Durante este tiempo de pandemia no solo comenzó un nuevo ciclo escolar marcado por las medidas higiénico-sanitarias y alta responsabilidad, sino que también estuvo presente entre las iniciativas cubanas la atención socioemocional para niños o adolescentes con necesidad de apoyo tras el estrés de estar demasiado tiempo en casa.

Prima la seguridad sanitaria

La pandemia ha puesto a prueba en Cuba la capacidad creadora de la ciencia y el espíritu de unidad del pueblo y es digno reconocer de manera especial a quienes se han mantenido preparándose y vinculados a sus educandos.

El regreso paulatino a las aulas se ha realizado con la premisa, en primer término, de preservar la salud de los alumnos y trabajadores del sector, por ello, además de la vacunación de la inmensa mayoría de quienes están en los centros escolares se han adoptado todas las medidas previstas por Salud Pública para evitar cualquier contagio.

En las escuelas continúan los mismos protocolos sanitarios desde el inicio de la pandemia.

Baños podálicos, lavado de manos a la entrada del plantel, uso estricto del nasobuco, y distanciamiento físico son hoy acciones obligatorias en los planteles educacionales cubanos.