La Habana, Cuba. – Como parte de la profunda transformación económica que vive el país desde el pasado 1ro de enero, el CUC está en uso en tiendas seleccionadas hasta fines de junio próximo, como han aclarado las máximas autoridades del país.

Aunque otras tiendas solo operarán en pesos, la mayoría de las entidades de CIMEX y Tiendas Caribe continúan aceptando CUC y entregando el cambio en pesos, para lo que están identificadas con pegatinas.

La población ha presentado quejas sobre entidades de ambas empresas que se niegan a recibir el pago en esa moneda en violación de lo establecido, una responsabilidad que recae sobre las direcciones de esos centros.

Esas entidades del circuito de venta minorista, que están perfectamente identificadas, desempeñan un papel fundamental en la recogida del circulante en CUC, por lo que están obligadas a aceptar los pagos en esa moneda.

Una responsabilidad colectiva

El éxito de la complicada marcha de la Tarea Ordenamiento depende en buena medida de que cada uno haga lo previsto.

Se puede haber planificado todo al detalle, pero la concreta, la implementación práctica, está sujeta al entendimiento de aquellos que tienen que hacerla realidad.

Por eso, desde las autoridades locales hasta el administrador de la más humilde instalación, pasando por los líderes sindicales e informales, tienen que tener conciencia de su propia importancia en esta transformación colosal de la economía cubana.

Eliminar una moneda, instaurar una única tasa cambiaria, acabar con subsidios excesivos y gratuidades indebidas, y además modificar los ingresos, es una metamorfosis que pocos países, por no decir ninguno, han acometido de manera simultánea, de ahí el alcance de esos raigales cambios.

Por la calidad

La transformación económica que vive el país busca, entre otras cosas, aumentar la eficiencia productiva. Y esa es una intención que se aplica no solo para las grandes empresas, sino que alcanza a la más pequeña entidad.

Es por eso que buena parte de la población reclama ahora, por ejemplo, el mejoramiento de la calidad del pan de la canasta familiar, cuyo precio, además, se incrementó varias veces.

Casi todo el pan normado se elabora con harina importada y el valor de 5 centavos era francamente mínimo, lo que hacía que las personas no repararan tanto en la calidad. Ahora todo ha cambiado y es lógico y admisible que se reclame por el mejoramiento del producto final.

Y no solo se necesita un mejor pan, sino que la calidad de todo esté acorde con los nuevos precios y eso es responsabilidad colectiva.