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La Habana, Cuba. – Marcado por una seguidilla de escollos de todo tipo, 2020, sin embargo, no detuvo las trasformaciones que vive la economía nacional, incluso en el sector no estatal.

Unos 600 mil cubanos trabajan hoy fuera de la sombrilla del Estado, un área creciente no solo en el volumen de los empleos, sino además en el  peso económico. Por eso, el gobierno también dictó una batería de medidas que buscan destrabar las fuerzas productivas en ese sector, donde se incluyen cooperativas y negocios privados.

Recordemos que en agosto último se anunció la eliminación de los impedimentos relacionados con el número de actividades aprobadas, una lista de 123 renglones que de alguna manera limitaba la proverbial creatividad e inventiva de los trabajadores por cuenta propia.

Soltando amarras

Otra importante decisión aprobada en agosto de este año para el sector no estatal ha sido la autorización de importar materias primas y exportar las producciones.

Son dos operaciones que se realizan a través de 36 empresas estatales y que comienzan a dar sus frutos con la comercialización sobre todo de productos del agro en Europa.

También se determinó la apertura de mercados mayoristas para el reabastecimiento de restaurantes, cafeterías, panaderías y dulcerías, una vieja demanda del sector.

Aunque está claro que la empresa estatal socialista es y seguirá siendo el baluarte principal de la economía, desde hace mucho tiempo las autoridades han reconocido la existencia e importancia del área no estatal, que en este 2020 también ha recibido un impulso pretendidamente decisivo.