La Habana, Cuba. – En diciembre de 1989 la Asamblea General de las Naciones Unidas convocó a celebrar una reunión mundial en la cual pudieran elaborarse estrategias para detener e invertir los efectos de la degradación del medio ambiente.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida como Cumbre de la Tierra, se celebro en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1992.

Un programa de acción rápida, Agenda 21, que debería cumplimentarse a lo largo del presente siglo, fue la respuesta de la comunidad internacional en dicha cita.

La Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo y los Principios para la ordenación sostenible de los bosques emergieron también de la Conferencia.

Con el empeño de todos

Aprobado en junio de 1992 en la Cumbre de la Tierra, Agenda 21 parte de que la humanidad se encuentra en un momento decisivo de su historia en el que es imprescindible ir tras el desarrollo sostenible.

Insiste en que, o se perpetúan las diferencias económicas entre los países y dentro de ellos, generadoras de pobreza, hambre, enfermedad y analfabetismo en el mundo, o se cambia el curso del devenir. 

En el programa Agenda 21, aprobado en la Cumbre de la Tierra, se enfatiza en la urgencia de la atención sanitaria y la educación; del reconocimiento de los derechos de la mujer, el papel de los jóvenes y los pueblos indígenas, así como en promover la seguridad alimentaria.

Pero a tres décadas de celebrada la Cumbre de la Tierra, su dietario aún esta pendiente, y cada vez más se demuestra que solo, de conjunto, podrá lograr la humanidad el desarrollo sostenible.