La Habana, Cuba. – El matemático y lógico español Juan Martínez Guijarro o Silíceo, nace en Villagarcía de la Torre, Badajoz, España en 1477. Entre sus obras destacan el Libro de Aritmética práctica (1513), la Lógica brevis (1524), un comentario a Aristóteles y, como ob famosa, el Ars Arithmetica in Theoricem et Praxim scissa: omni hominum conditioni superque utilis et necessaria (1514), considerada como uno de los más importantes libros españoles de matemáticas del siglo XVI. La edición de Arithmetica Ioannis Martini Silicei, theoricen praximque luculentur complexa, innumeris mendarum oficiis a Thoma Rhaeto hand ita pridem accuratissime vindicata, quod te collatio hujus aditionis cum priore palam docturam est (1526) presenta novedades respecto a la princeps: después de la dedicatoria a Alfonso Manrique, Silíceo introduce un prólogo histórico sobre las diversas partes de la Matemática y además el libro I lo divide sólo en cuatro tratados.
La edición original se divide en dos partes o libros de contenido muy distinto y cada uno de ellos dedicado a fray Alonso Manrique, obispo de Badajoz e inquisidor general. La primera parte se dedica a la aritmética teórica en la línea de la tradición clásica grecolatina continuadora de Nicómaco de Gerasa y Boecio. La segunda parte incorpora los contenidos de las aritméticas árabes que ya se habían difundido por la Europa latina desde la baja Edad Media. Es, por lo tanto, una obra que funde las dos tradiciones de la aritmética, la aritmética especulativa y la aritmética mercantil.
El libro primero comienza con una dedicatoria al Obispo de Badajoz y un prefacio que contiene un diálogo entre la Aritmética, Silíceo y la Fama, compuesto por un discípulo de Silíceo. Ese diálogo, que carece de interés literario, pretende ensalzar la figura del autor que, supuestamente, conseguirá fama con esa obra. Tras la introducción, el libro primero se divide en cinco tratados en los cuales aborda el concepto de número, las proporciones que se pueden establecer entre los números, la representación gráfica de los números planos y sólidos, los distintos tipos de media: media aritmética, media geométrica y media armónica, y las propiedades de los números. Cada tratado lleva una pequeña introducción filosófica moral, apoyada en muchas ocasiones en frases de autores clásicos célebres. Una de ellas es: “La verdad, dice Eurípides, es sencilla de decir”. Para relacionar esa introducción con el contenido del tratado argumenta que va a exponer las diversas cuestiones con palabras sencillas.
El segundo libro se divide también en cinco tratados: El primero trata del sistema de numeración decimal y explica la forma de efectuar las operaciones elementales: suma, resta, producto, división, extracción de raíz cuadrada y cúbica. Incluye, como era habitual en todas las aritméticas, las pruebas para comprobar que las operaciones estaban bien hechas. El segundo describe las mismas operaciones empleando el ábaco, bolas contables en vez de cifras. Considera que ese procedimiento es más sencillo para los taberneros y otros mercaderes sin cultura, mientras que el procedimiento anterior era propio de los bachilleres en artes. El tercero trata de las fracciones físicas o astronómicas, que son aquellas que emplean los físicos y los astrónomos. Se refiere a la división de la esfera celeste en doce signos, cada uno de 30 grados; cada grado lo divide en 60 minutos; cada minuto en 60 segundos; y así sucesivamente en fracciones sexagesimales. El cuarto ser dedica a las fracciones vulgares o quebrados. El último tratado se dedica a la regla de tres. La mayor parte de las cuestiones que se incluyen se toman de otros textos anteriores. Cada cuestión va acompañada de su solución. Se observa la ausencia total de la notación algebraica, que se debe al bajo nivel que poseían los estudios de matemáticas en París en aquellos momentos. Nuestra matemática, opinaba Julio Rey Pastor, podría haber evolucionado de forma diferente si esos españoles hubiesen estudiado en Italia, en lugar de en París.
Juan Martínez Guijarro, muere en Toledo, España, el 31 de mayo de 1557.