La Habana, Cuba. – Se acercan los días de fiesta para la literatura en Cuba, pues ya casi comienza la Feria del Libro. No podremos lograr que la lectura sea un hábito ciudadano de nuestra población, si no se logra que los niños se apropien de él. Martí nos decía “Ser culto es la única manera de ser libres”, uno de los caminos para lograrlo es a través del papel entintado.

Hoy traigo a la columna un título de un autor Ítalo-español, amigo de Cuba, del que ya comenté un libro, hablo de Carlo Frabetti, y el libro del que hablaré es: “Malditas matemáticas. Alicia en el país de los números”. Este autor nacido en Bolonia, Italia, en el 1945 es graduado de matemáticas, pero se ha dedicado a la literatura infantil donde combina muy bien sus dos oficios, ofreciendo una obra inteligente, simpática y con un alto sentido pedagógico.

Malditas matemáticas fue publicado por la Editorial Gente Nueva en el año 2006 y nos cuenta la historia de una niña de 11 años, Alicia, que estando en el parque aledaño a su casa, malhumorada, realizando la tarea de matemáticas exclama: ¡Las matemáticas no sirven para nada!, y zas, de pronto aparece un matemático que le va explicando de una manera muy sencilla, pero efectiva, la historia de los números como si fuera un cuento, con lo que despierta la curiosidad de la niña.

Se introducen de una manera muy intuitiva conceptos como numeración o topología asociándolos al intento de encontrar la salida de un laberinto. Se presentan de una forma muy interesante las tablas de multiplicar, los conceptos de progresión aritmética y geométrica, el uso de las fracciones, el sistema métrico decimal, las ecuaciones, los cuadrados mágicos (aquel en que la suma de cada columna, fila o diagonal da el mismo resultado), el trabajo con las potencias de 2 y la serie de Fibonacci.

Este texto es una buena opción para que los niños se diviertan conociendo las ocurrencias de Alicia, a la vez que aprenden y se percatan de que las matemáticas no son tan terribles como se pintan.

Si el libro no se reedita para la Feria, de seguro que en algún espacio de libros usados, lo verá, cómprelo sin titubear, su hijo se lo agradecerá. Aquí termino, recuerden,  si me ven por ahí me saludan.