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Tokio, Japón. – Nunca una Olimpiada ha tenido un escenario tan complicado. Y es que Japón vive un duro rebrote de la Covid-19, que ha dejado más de 15 mil muertos y unos 800 mil contagiados.

El azote de la pandemia no solo atrasó la realización de los Juegos de Tokio 2020, sino que trastocó la rutina habitual de esa cita cuatrienal. Por eso, el Comité Organizador aplicó estrictas medidas sanitarias entre atletas, entrenadores y funcionarios deportivos, en un intento por conjurar la seria amenaza del nuevo coronavirus.

Desde la entrada misma al país se exige la certificación de pruebas de PCR con 96 y 72 horas de antelación a la llegada a Japón.

Es la primera barrera erigida para evitar los contagios dentro de la Villa Olímpica, aunque han quedado infectadas algunas personas, pero ningún cubano.

Higiene versus contagios

Con la Olimpiada a todo tren, ahora a todos los participantes se le hacen pruebas de PCR cada tres días. Además, se exige un estricto distanciamiento físico, que llega al punto de que los atletas se tienen que colgar ellos mismos sus medallas, algo inédito en la historia olímpica.

Las áreas de combate y los implementos deportivos son limpiados constantemente. En el caso del judo, por ejemplo, un voluntario con un aspersor portátil y una solución alcohólica riega el tatami después de cada combate.

En las pesas, las palanquetas se frotan para que reciban su dosis alcohólica después de ser usadas por cada pesista.

Son medidas que justifican que los Juegos de Tokio 2020 sean considerados como la Olimpiada de la higiene.