Bruselas, Bélgica. – El martes 8 de junio el Parlamento Europeo ha convocado a un debate artificial sobre lo que han dado en llamar “la situación política y los derechos humanos en Cuba”. Si la Eurocámara decide discutir sobre Cuba, el debate necesariamente tendría que referirse a la violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de toda la población cubana, a causa del genocida, inmoral e ilegal bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene el Gobierno de los Estados Unidos hacia nuestro país desde hace más de 60 años.

Nos preguntamos si los promotores de esta farsa estarían dispuestos a exigir al gobierno de los Estados Unidos el levantamiento de esa política que, hasta el cierre marzo del 2020, representó daños acumulados a la economía cubana ascendentes a 144 mil 413.4 millones de dólares. ¿Es que están asimismo dispuestos a defender a las personas naturales y jurídicas europeas afectadas por la creciente extraterritorialidad del bloqueo? ¿Acaso pedirán a sus homólogos estadounidenses la derogación de la Ley Helms-Burton? ¿Será que reclamarán la eliminación de las 243 medidas aplicadas por el expresidente Donald Trump, y que la actual administración norteamericana mantiene vigentes?

Resulta vergonzoso que un grupo de eurodiputados haya promovido la inclusión de este tema como parte de la agenda de la Eurocámara. Los electores europeos y la comunidad internacional en general, esperarían del legislativo europeo objetividad e imparcialidad, en lugar de selectividad y dobles raseros al examinar cuestiones relativas a los derechos humanos en un mundo tan convulso, donde cada día ocurren hechos que conmocionan la conciencia universal, sobre los cuales el Parlamento Europeo ha mantenido y mantiene un silencio cómplice e inmoral.

Hiere la dignidad humana que temas como el racismo, la discriminación, y la creciente xenofobia presentes en Europa, no se discutan a fondo por la Eurocámara. También ofenden profundamente los enfoques parcializados por posiciones de derecha, cuando se valoran situaciones presentes en países de América Latina y/o del Medio Oriente.  Es de una grosería y falta de ética extraordinarias que se escoja para criticar a Cuba, país que garantiza el Derecho a la vida y que constituye un ejemplo mundial de solidaridad y cooperación en materia de salud, educación y otros ámbitos cardinales de los derechos humanos.

Son claras las motivaciones políticas detrás de este show anticubano, promovido  en primer lugar, por eurodiputados españoles que tienen en común la nostalgia del franquismo y la vocación golpista y que olvidan que Cuba dejó de ser colonia de España desde el año 1898. No tienen en cuenta que el pueblo cubano se liberó para siempre,  el primero de enero de 1959,  y en pleno ejercicio de su derecho a la autodeterminación adoptó, mediante  referéndum efectuado el 24 de febrero de 2019, con el voto del 86.5 de los electores, una nueva Constitución en la que se consagra como primer principio que” Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social, democrático, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos como república unitaria e indivisible, fundada en el trabajo, la dignidad, el humanismo y la ética de sus ciudadanos para el disfrute de la libertad, la equidad, la igualdad, la solidaridad, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva”.

Su obsesión con Cuba tiene una explicación: responde a la misma agenda de quienes, desde Estados Unidos, han intentado derrocar a la Revolución Cubana desde hace más de 60 años. No pueden permitir que exista un pueblo que no se doblega a sus designios y que resiste un férreo bloqueo, recrudecido de manera criminal en medio de una pandemia global.

Tampoco admiten que, a pesar de todas las dificultades, la pequeña nación caribeña haya sido capaz de producir no uno, sino cinco candidatos vacunales, con la capacidad productiva suficiente para inmunizar a toda su población antes de que culmine el 2021 y contribuir al proceso de vacunación en otros países en desarrollo. Esos que han promovido este indecoroso debate omitirán intencionalmente tremenda hazaña.

Estos eurodiputados se empeñan en silenciar, ocultar y tergiversar de todas las maneras posibles el ejemplo de Cuba. Por ello, en ese nuevo show, algunos miembros del Parlamento Europeo intentarán presentar una realidad desconocida para millones de cubanos; pero que con frecuencia acapara los titulares de la gran prensa hegemónica global y de la que se hace eco la prensa miamense y los medios mercenarios que la secundan.

Como refrendó en su denuncia la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular: “No nos asombran tales acciones, son propias del doble rasero que les anima, de la doble moral que les caracteriza.”

Con esta maniobra anticubana se pretende, además, entorpecer las relaciones bilaterales entre Cuba y la Unión Europea y socavar la implementación del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación entre Cuba, la Unión Europea y sus Estados miembros. Los promotores de esta lamentable farsa y deleznable maniobra política conocen perfectamente que el Acuerdo se implementa de una manera positiva y que existe una clara voluntad política de las Partes de continuar creando puentes entre nuestros pueblos y gobiernos a través del mismo, a pesar de las diferencias existentes, y en total apego a las bases y principios aprobadas en el Acuerdo y endosados por el Parlamento Europeo en su resolución de consentimiento del 5 de julio del 2017.

Con semejantes acciones los promotores de esta farsa, y los que la apoyan, lo único que conseguirán es desacreditar, aún más, la imagen de la llamada casa de la democracia europea. El pueblo cubano seguirá decidiendo su destino, sin injerencias de ningún tipo, de manera libre, independiente, y soberana.

Cubaminrex- Embajada de Cuba en Bruselas

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