Agramonte sigue defendiendo la independencia de Cuba

Camagüey, Cuba. – Uno de los principales líderes de la guerra para independizar a Cuba del colonialismo español, Ignacio Agramonte y Loynáz, nació en la villa de Puerto Príncipe, hace 175 años.

A diferencia de primos y amigos que estudiaron en escuelas religiosas, sus padres prefirieron para el primogénito la educación laica con carácter externo, lo que sus biógrafos dan importancia en la formación patriótica de quien llegara a ser Mayor General del Ejército Libertador.

El alzamiento contra el dominio español de un grupo de principeños liderados por Joaquín de Agüero, y su posterior apresamiento y fusilamiento, marcó al pequeño de 9 años.

Tal hecho influyó en la formación de la personalidad de Ignacio, unido a sus estudios y experiencias después en España y La Habana, donde se tituló de abogado y mostró públicamente sus criterios acerca de la independencia.

Un diamante con alma de beso

Al regreso a Puerto Príncipe para ejercer la carrera y casarse con Amalia Simoni, Ignacio Agramonte se vinculó a quienes conspiraban contra España y preparaban el alzamiento para conquistar la libertad con las armas.

La acción de Carlos Manuel de Céspedes en 1868, encontró eco en los camagüeyanos y en noviembre, Agramonte se incorporó a la guerra y comenzó para él un ascenso constante en favor de la Patria.

Famosas son sus hazañas bélicas, como el rescate del General Julio Sanguily y la organización aguerrida que le dio a su tropa en forma de incontenible caballería; Máximo Gómez, sin conocerlo personalmente, reconoció que con su muerte la revolución perdió un gran hombre.

Fue jefe abnegado en todo momento, hasta su muerte en combate en el potrero de Jimaguayú, con 32 años, por ello su ejemplo trasciende por su enorme patriotismo y disciplina.