La Habana, Cuba. – Durante la Guerra de Secesión Norteamericana, Clara Barton viajó en ambulancias del ejército a los más recónditos campos de batalla y dio consuelo y cura a los soldados.

Tal era su valor, que el general Benjamín Butler la nombró “dama mandante”. Al cesar la contienda, Abraham Lincoln le confió buscar los desaparecidos del ejército: detectó el paradero de 30 mil hombres, publicó nombres en los diarios, envió cartas a familias e instaló y marcó las tumbas de los sepultados en Andersonville.

Fundadora de la Cruz Roja Norteamericana, en importantes congresos abogó para que la organización auxiliara a las víctimas de desastres en época de paz.

Clara Barton falleció el 12 de abril de 1912: había ayudado en epidemias, inundaciones, hambrunas y guerras en su país y en Europa, apoyó el movimiento sufragista y fue activista para los derechos civiles de los negros.

Clara Barton y Cuba

Tras la guerra de 1895 y la Reconcentración de Weyler, Clara Barton condujo la expedición del primer barco del mundo en navegar con la bandera de la Cruz Roja, con suministros para los cubanos.

En el libro La Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana y el surgimiento del imperialismo yanqui, Philiph Sheldon afirma que el State of Texas contenía más de mil 400 toneladas de abastecimientos sin la total aprobación del Senado norteamericano.

María de los Ángeles de Varona, especialista de la Cruz Roja Cubana, dijo al periodista Víctor Kevin que los víveres dados en Santiago de Cuba se obtuvieron con fondos de la Cruz Roja y el Comité de Ayuda, y que la administración estadounidense no colaboró.

Clara Barton, el Ángel de la Guerra, en nombre de la organización, creó asilos en el país y propició que muchos niños aprendieran a leer y escribir.