La Habana, Cuba. – El Proyecto Mercury, primer programa de vuelos espaciales tripulados de la NASA, el 31 de enero de 1961 lanzó al espacio a Ham, el homínido pionero que pilotó para conocer qué enfrentaría un astronauta.

El cohete Red-Stone 2 despegó sin incidentes de Cabo Cañaveral (Florida), pero un problema en el regulador de aceleración provocó que la nave tomara mayor altitud y velocidad.

Dieciséis minutos y 39 segundos duró el vuelo, siete de los cuales el chimpancé estuvo sin gravedad; luego, la cápsula amerizó en el océano Atlántico, a notable distancia del punto de despegue y con penetración de agua.

En tierra firme, el simio presentó buen estado de salud, aunque la primatóloga Jane Goodall dijo que nunca había visto tanto terror en el rostro de un chimpancé, y Ham se negó a volver a sentarse en la silla biopack de la nave.

Entrenamiento

Ham, primer chimpancé en ir al espacio, nació en Camerún, en 1957; a los dos años lo cazaron y llevaron a la base de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Holloman, Nuevo México.

Junto a otros cinco simios, lo adiestraron para mover palancas y botones en un entrenamiento cruel para el animal que si respondía bien, era premiado con golosinas, y si mal, recibía descargas eléctricas en la planta de los pies.

Según su instructor Edward Dittmer, al darle un abrazo era como un niño; no obstante, dos años después del vuelo, la NASA lo dejó en el zoológico de Washington y luego pasó al de Carolina del Norte, donde murió a los 25 años.

Fallecido en 1983, los restos de Ham descansan una parte en el Museo Nacional de Salud y Medicina en Washington, y la otra en el Paseo Espacial Internacional de la Fama, en Nuevo México.