La Habana, Cuba. – En el Teatro Principal de la Comedia era la cita para recordar la muerte de Rafael Trejo; allí estaba Manuel Porto Dapena, secretario general de los Trabajadores del Puerto de La Habana, el 30 de septiembre de 1940.

Al llegar, las pandillas gansteriles tenían cerrada la puerta y los revolucionarios comenzaron a empujarla; desde adentro abrieron, Orlando León hizo el primer disparo e inició el tiroteo.

Una bala alcanzó al líder del puerto, organizador de huelgas, hombre vinculado con marxistas, promotor de la Defensa Obrera Internacional y fundador de la Liga Antiimperialista, el Club de Trabajadores de Casa Blanca y la agrupación Hermandad del Mar.

Herido en el hígado, llegó con vida al hospital Calixto García; el escritor Xosé Neira escribió: “Una bala criminal/ A Manuel Porto mató/ Pero su ejemplo está vivo, El pueblo no lo olvidó”.

El gallego Porto

Manuel Porto nació en Orense, España, el 18 de octubre de 1910 y adolescente emigró a Cuba; sus conocidos llamaban «el gallego Porto» al joven que empezó de aprendiz de herrero, y luego transitó por otros trabajos, sintiendo las injusticias de una sociedad clasista.

Comprobó en sí los desmanes de los gobiernos de turno y varias veces fue detenido por actividades conspirativas, incluso, estuvo sujeto a expediente para ser expulsado de Cuba.

Por su intervención en las huelgas de 1935 fue detenido, juzgado y enviado al Castillo del Príncipe de donde salió gravemente enfermo de bronconeumonía; la prensa relata que se le acusaba de ser dirigente de todas las huelgas registradas en los muelles.

En su sepelio, el comunista Blas Roca manifestó: “Ya vendremos algún día, Porto Dapena, a traerte una hoz y un martillo bien rojos”.