La Habana, Cuba. – Cada cuatro años febrero tiene 29 días y recibimos el año bisiesto, un desajuste temporal para enmendar el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol en un ciclo típico.
Más de 2 mil años atrás, fue Julio César, en la Antigua Roma, quien consideró necesario el ajuste, pero no fue eficaz, y el Papa Gregorio XIII, en 1582, mandó a solucionarlo y devino el calendario gregoriano regente hasta hoy.
La Real Academia Española denomina a la jornada añadida Día intercalar, y las cifras indican que más de cinco millones de personas en el Planeta Azul nacieron un 29 de febrero.
Se registró un 30 de febrero en 1712, en Suecia, al aplicar el país una estrategia para erradicar el calendario sueco, volver al juliano y, poco después, aceptar el gregoriano; los que nacieron ese día no celebraron cumpleaños.
Bisiestos
La tradición habla de Año bisiesto, año siniestro; cierto o falso, en uno así fallecieron William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra, apareció la guillotina y Napoleón Bonaparte perdió la campaña de Rusia.
También, se hundió el transatlántico Titanic, construyeron el campo de concentración de Auschwitz, asesinaron a Mahatma Gandhi, Martin Luther King, John Lennon y se declaró la Covid.
Hay malo y bueno: en Irlanda es año de la buena fortuna, se conoce al 29 de febrero como Día de los Solteros y las mujeres proponen matrimonio, y se cree que los niños nacidos ese día vienen con un pan debajo del brazo y reciben cien euros.
Ah, en 1940, el filme Lo que el viento se llevó alcanzó ocho de los 13 Premio Óscar nominados; Hattie McDaniel, Mammy, obtuvo el primero a una intérprete afroamericana, pero tuvo que sentarse aparte debido al racismo