La Habana, Cuba. – Donde los trabajadores son fuertes, lucharán y vencerán los trabajadores, escribía premonitoriamente José Martí, en marzo de 1882. Entonces, la celebración del Día Internacional de los Trabajadores ni siquiera era un sueño y era, quizás, apenas una fugaz ilusión de algunos.

Pero ocho años después, el Primero de Mayo de 1890 unos tres mil obreros se concentraron en lo que hoy es el Parque de la Fraternidad y desfilaron por las calles habaneras de Reina, Galiano, San Rafael y Consulado. De esa forma, en Cuba se respondió a la convocatoria lanzada por el Congreso Internacional Obrero, celebrado en Paris, en julio del año anterior.

Desde entonces, el movimiento obrero cubano se lanzó a las calles a reclamar sus derechos, los que solo conquistarían de manera plena con el triunfo de la Revolución.

Cerrar filas

Después de dos años, volveremos este domingo a las plazas de todo el país a celebrar de manera masiva el Día Internacional de los Trabajadores. Como siempre, será otra muestra de la unidad de la clase obrera con el más humilde campesinado. A lo largo del último medio siglo cubano, ese sólido bloque ha sido protagonista de una épica que trasciende las fronteras nacionales para ser referente donde uno menos se lo imagina.

Y ahora hay que cerrar filas en la coyuntura actual, con la nación poniendo bridas a una cruenta pandemia y al mismo tiempo implicada en una profunda transformación económica, y todo eso frente a la recrudecida hostilidad de Estados Unidos.

Será ocasión de demostrar el vaticinio martiano de que aquí, con un pueblo fuerte ante la adversidad, luchan y vencen los trabajadores.

 

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