La Habana, Cuba.-  La reciente decisión de poco más de una decena de naciones integrantes de la Organización de Estados Americanos, OEA, de apremiar a Venezuela para que efectúe un referendo revocatorio presidencial, indica que esa entidad regional sigue siendo un instrumento de la derecha del área liderada por los Estados Unidos.

Precisamente bajo el impulso de Washington, el citado grupo dio su apoyo a una injerencista declaración que  pretende refrendar el interés de la oligarquía venezolana de cuestionar la figura del mandatario Nicolás Maduro y promover su salida del cargo invocando una consulta de emergencia en las urnas.

Los firmantes, urgieron a que ese ejercicio se ejecute antes de fines del presente año, para que Maduro deje su puesto y se convoque a nuevas elecciones generales en Venezuela.

Jugarreta desesperada

Como se sabe, en su interés de realizar el referendo revocatorio, la derecha venezolana presentó una lista de presunto apoyo a sus deseos que incluyó infinidad de fraudes.

Ahora, la OEA pretende obviar esas irregularidades y presionar a Caracas para que la consulta no se dilate por más tiempo, porque de no ejecutarse este año, y si Nicolás Maduro resultase hipotéticamente perdedor, sería el Vicepresidente del actual gobierno quien asumiría la conducción del país y no se convocaría a una ronda eleccionaria general.

Un paso, desde luego, que mantendría el control de los partidarios de la Revolución Bolivariana sobre el poder ejecutivo.

De ahí la actual agresividad injerencista de la ultraderecha regional presente en la OEA.

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