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La Habana, Cuba. – Los cubanos vivimos bajo una permanente violación del principal de nuestros derechos.

Desde febrero de 1962, el derecho a la vida está amenazado por una política genocida que impuso el presidente John F. Kennedy  sesenta años después han mantenido una seguidilla de otros once presidentes de Estados Unidos.

Cerca del 80 por ciento de los cubanos ha vivido bajo ese implacable asedio, que tiene expresión en todas las esferas de la cotidianidad y que, como diría García Márquez, siempre ha estado ahí, férreo y desalmado.

La astronómica y creciente cifra de pérdidas acumuladas, que supera los 100 mil millones  de dólares, aunque es una estadística económica, se refleja en las carencias que hay que enfrentar a diario en todos los sectores y particularmente por estos meses en la imprescindible atención sanitaria.

Contra el derecho a la salud

Si Donald Trump  recrudeció el bloqueo, y por ende el ataque a los derechos de los cubanos, Joe Biden ha sido un oportunista que aprovecha la desvergüenza de su antecesor para tratar de rendirnos por enfermedad.

Y es que a pesar de la retórica electoral, esa política no ha tenido los cambios prometidos. Ese atroz oportunismo en estos tiempos de pandemia ya tendrá una cuantificación y entonces todos sabrán lo que nos ha costado mucho más allá de lo material, y también en la limitación de nuestro derecho a la salud, porque por obra y desgracia de ese cerco se nos hizo más difícil acceder a los insumos necesarios.

Estos meses de pandemia demuestran que el bloqueo no es una sanción a Cuba, ni siquiera una persecución, sino una política contraria a la existencia humana, que atenta contra nuestro más elemental derecho: vivir.