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La Habana, Cuba. – Pareciera que la muerte planea sobre Donald Trump, así como la sombra de la duda vuelve a aparecer tras la versión del nuevo intento de magnicidio en su persona.

Ocurrió este domingo cerca de un campo de golf, deporte que, dicen, nunca juega. Se habló de un tiroteo. Luego se dijo que los disparos los realizó un agente de Seguridad contra un hombre que portaba un rifle, en las inmediaciones. Al rato todos hablaban de un intento de asesinato, y Trump daba rienda suelta a su grandilocuencia con frases como: «No teman; estoy sano y salvo» o «Siempre los amaré por apoyarme».

El FBI ya investiga, pero el suceso no puede menos que recordar el otro intento homicida, en julio, cuando un joven sin experiencia en armas fue abatido tras posicionarse libremente frente al podio donde Trump daba un discurso, con tanta suerte que los disparos solo le arañaron una oreja.

¿Casualidad?

El tiroteo durante el mitin en Pensylvania fue seguido por especulaciones aún NO aclaradas. Por ejemplo: ¿cómo el asesino pudo ubicarse en la azotea desde donde disparó?.

Ahora no podrá decirse que su Seguridad no reaccionó, porque quien habría atacado, Ryan Wesley Routh, fue detenido antes. Pero su rifle, asomado tras la cerca del campo de golf, se hallaba ya próximo a donde jugaba Trump.

Los hechos no tienen parecido en el modus operandi, pero sí en las circunstancias. Hace dos meses, el intento homicida ocurrió cuando el expresidente enfrentaba una madeja de acusaciones judiciales, y el ataque lo convirtió en un héroe que al día siguiente obtuvo la candidatura republicana.

Ahora los hechos tienen lugar tras su derrota en el primer y último debate televisivo frente a su contrincante electoral, Kamala Harris. ¿Logrará Trump sacarle partido al susto?

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