La Habana, Cuba. – El expresidente Donald Trump enfrenta una nueva acusación por intentar revertir por la fuerza los resultados de las elecciones de 2020, cuando perdió ante Joe Biden.
La fiscalía acusa ahora al magnate devenido político de tres conspiraciones: una para defraudar a Estados Unidos, otra para obstruir un procedimiento gubernamental oficial y una tercera para privar al pueblo de derechos civiles previstos por la ley.
Es la primera vez en la historia de Estados Unidos que un expresidente, que además está en campaña de relección, es imputado por intentar usar los mecanismos del poder gubernamental para mantenerse en el cargo en contra de la voluntad de los votantes.
La acusación llega dos años y medio después de que una turba asaltara el Capitolio alentada por las incendiarias mentiras post-electorales de Trump.
Un sistema en juego
En apenas cuatro meses, Donald Trump acumula un largo prontuario judicial. Está acusado de pagar por silenciar a una actriz porno y también de retener documentos clasificados, pero la demanda más grave es intentar aferrarse al poder de manera ilegal.
Y esa es la acusación más importante, porque pone en juego el futuro del sistema democrático erigido hace 236 años en Estados Unidos. Acosado por la ley, el anterior mandatario se hace la víctima para esconder su sed de poder y sigue diciendo que todo es una conspiración en su contra, lo que hasta el momento increíblemente le ha beneficiado de cara a las venideras elecciones.
Aunque puede cambiar cuando llegue a una corte, donde los insultos no son una defensa legal, el verdadero veredicto sobre Trump saldrá de las urnas dentro de quince meses.