La Habana, Cuba. – La reciente muerte de la magistrada Ruth Bader Ginsburg ha alborotado el avispero político estadounidense en medio de la campaña electoral.

La fallecida abogada, considerada como un ícono progresista, dejó abierta la posibilidad de que la Corte Suprema, de 9 miembros vitalicios, se incline aún más hacia la derecha y por tanto hacia los intereses republicanos.

Y no es poca la importancia de esa Corte, de cuyos fallos pueden depender las limitaciones del poder ejecutivo o nada menos que la adjudicación de una victoria en caso de empate electoral. Esa es la razón por la que Donald Trump dijo que anunciará mañana un candidato para ocupar la vacante, saltando una tradición que indica que no se nombran jueces de la Corte Suprema en un año electoral.

Por eso, los demócratas piden que el nombramiento lo haga el próximo presidente.

Donde dije Diego

La designación de los jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos tiene que ser avalada por el Senado, un cuerpo legislativo ahora en manos de la mayoría republicana.

El líder de esa bancada, Mitch Mac Connell, dijo que organizaría una votación si Trump hacía una nominación. Sin embargo, Mac Connell se negó a realizar en 2016 una audiencia con un candidato designado por el entonces presidente Barack Obama, con la justificación de que no debería hacerse en plena campaña electoral.

Pero al parecer ahora va a ocurrir todo lo contrario de lo alegado entonces, porque es habitual que los políticos estadounidenses donde dicen digo, después dicen Diego.

Conocidas las intenciones de Donald Trump es fácil comprender que para asegurar sus propios intereses, va a pasar incluso por encima de la tradición.