La popularidad de Trump está en baja. Perdió en junio un diez por ciento de respaldo público en relación con mayo y logró apenas un 39 por ciento de apoyo, de acuerdo con la encuestadora Gallup.

Pero lo más llamativo es que la gestión económica del presidente de Estados Unidos cayó a un 47 por ciento de aprobación, un dato que de seguro causa preocupación en la Casa Blanca.

La creciente tasa de desempleo socava los números del 45 mandatario estadounidense, por eso la cascada de dinero que lanza la administración sobre quienes están sin trabajo por efectos de la pandemia.

Un plan federal de estímulo que más que garantizar la supervivencia de la gente busca reactivar el consumo, y por tanto la producción, y en última instancia a la economía. Una carambola de cara a las venideras elecciones presidenciales.

Reactivar la economía

No por gusto Trump trata de acelerar la apertura del país. Sabe que reactivar la economía es su principal carta en las venideras elecciones, en las que se juega la permanencia en la Casa Blanca.

Solo un desempeño económico en Uve, es decir caer y salir rápido de la crisis, renovaría la confianza del electorado en la gestión presidencial y otra vez abriría la puerta de entrada al Despacho Oval.

Hacer avanzar nuevamente a la locomotora económica, que está trabada por la recesión, es el objetivo principal de la Administración, porque su jefe es consciente del impacto entre los votantes, quienes tienen al empleo y la prosperidad como movilizadores efectivos en las elecciones.

Las cosas pueden cambiar en un segundo, pero con la reapertura económica Trump va a tratar de sacar ventaja electoral en estos tiempos de pandemia.