La habana, Cuba. – Aunque acaba de dejar el poder, Donald Trump pudiera seguir siendo una fuerza respetable en el retablo político de Estados Unidos. 

No se puede soslayar que perdió las elecciones con casi 74 millones de votos, un record para un candidato republicano, y tuvo que ser desalojado de la Casa Blanca también con otro record para un demócrata.

El impacto de la pandemia, y la crisis económica asociada, jugó en contra del ahora expresidente, que hasta febrero pasado tenía ventaja por los buenos indicadores de la economía norteamericana.

Conformado por una gran masa de votantes blancos, racistas, misóginos, sin muchos estudios y por lo general de bajos ingresos, el trumpismo capitalizó el descontento con la tradicional élite de poder. Y esa insatisfacción está aún latente y su peor expresión fue el asalto al Capitolio.

Una figura importante

Mentiras, medias verdades y hasta locas teorías conspiranoicas conforman el imaginario político del trumpismo, una fuerza de extrema derecha nacida dentro del Partido Republicano.

Eso explica que hoy el 64 por ciento de los republicanos crean que Trump ganó las elecciones y por tanto el gobierno de Joe Biden es inconstitucional. Incluso, según una encuesta de Pew Research Center, más de la mitad de los encuestados esperan que el exmandatario sea una figura política importante en los próximos años. 

No sería de extrañar entonces que trate de conformar su propio partido, aunque eso desangraría a los republicanos. De cualquier manera habrá que esperar qué hará, aunque con su vocación narcisista, y sabedor del respaldo de millones de votantes, Trump de seguro se aferrará al trumpismo de cara al futuro.